La lactancia materna, como sabemos, es el proceso por el cual la madre alimenta a su bebé recién nacido a través de sus senos, los cuales segregan leche inmediatamente después del parto que debería ser el principal alimento del bebé hasta al menos los dos años. Y la ecología, la parte de la biología que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven. Pero ¿qué relación tienen ambos términos?
No cabe duda alguna de todos los beneficios que la lactancia materna tiene para la salud de la madre y del niño, aunque desde hace ya algunos años cada vez hay más estudios e investigaciones sobre otros posibles beneficios de la lactancia materna. Algunos de ellos, de hecho, demuestran ya el estrecho vínculo que existe entre la leche materna y fenómenos como el cambio climático.
Uno de ellos la huella ecológica, la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza. De hecho, ya han sido varios estudios que las han comparado basándose en factores como las fuentes de energía, las emisiones de carbono, los desechos o la huella hídrica. Una de las investigaciones más recientes en este sentido fue la llevada a cabo por unos expertos doctores del Imperial College London (ICL). Fueron los propios científicos de ICL quienes escribieron un artículo para el BMJ en el que se revelaba que “dar el pecho durante seis meses suponía un ahorro de entre 95 y 154 kg de emisiones de CO2 por bebé en comparación con la leche de fórmula”.
También señalaron que la industria alimentaria, particularmente la producción de carne y lácteos, contribuye con alrededor del 30% de los gases de efecto invernadero globales. “La mayoría de las fórmulas se basan en leche de vaca en polvo y el metano del ganado es un potente y significativo gas de efecto invernadero, al tiempo que la leche de vaca tiene una huella hídrica de hasta 4.700 litros por kilogramo de polvo”.
Otro dato también muy interesante fue el descubrir en otro apartado de este mismo estudio “que la cantidad de agua caliente necesaria para calentar los biberones de la leche de fórmula implicaba un gasto anual de energía equivalente al de cargar 200 millones de teléfonos móviles”. Además, solo en el Reino Unido, “los ahorros de emisiones de carbono obtenidos al ayudar a las madres a amamantar equivaldrían a sacar de la carretera entre 50.000 y 77.500 coches cada año”.
Por todos estos motivos son miles y miles los expertos que exigen medidas urgentes por parte del gobierno para apoyar la lactancia materna como parte de un compromiso global para reducir la huella de carbono en todas las esferas de la vida. Sin duda, las ventajas de la leche materna son incuestionables y dar el pecho, por tanto, no solo lo más saludable para el bebé sino también para el medio ambiente.
Recuerda: “Amamantar es lo más natural y ecológico porque no contamina, no genera residuos y es gratis”.