Durante los primeros meses de vida el bebé solo necesita la leche materna, por lo que no hace falta darle agua y, una vez se introduce la alimentación complementaria, en torno a los 6 meses, ya puede beber agua del grifo siempre que cumpla unas condiciones mínimas de salubridad.
A los bebés menores de 6 meses que no toman pecho sino leche en polvo se les debe hacer el biberón con agua embotellada de baja mineralización o con agua del grifo hervida durante un minuto ya que su sistema inmune no está totalmente desarrollado y es susceptible de contraer infecciones con los microorganismos que puede haber en el agua del grifo.
Además, como decíamos, el agua embotellada debe ser de mineralización débil ya que algunas aguas minerales contienen mucho sodio y otros metales que pueden perjudicar al organismo inmaduro del bebé, especialmente a sus riñones.
Pero a partir de los 6 meses el sistema inmunitario del bebé ya es más maduro y, además, tiene la capacidad de moverse, coger cosas, llevárselas a la boca…. Por lo que no hace falta seguir dándole agua embotellada y se le puede empezar a dar agua del grifo.
Eso sí, algunas aguas son ricas en minerales que pueden ser malos para el bebé, como la cal, por eso es bueno seguir dándole agua embotellada hasta los 12 meses e incluso más si viajáis a zonas en las que el agua potable no sea recomendable ni para adultos.