El miedo a que se atraganten, la comodidad de las papillas y los alimentos triturados. Tu pequeño se va haciendo mayor y le va tocando comer como sus papás. Vamos a ver algunas pautas para guiarte en el paso a la alimentación sólida.
Dependiendo de cuándo se produzca el destete (la Organización Mundial de la Salud recomienda que no sea antes de los 6 meses), los niños deben pasar por un período de comida triturada al no poder aún masticar o para evitar los atragantamientos.
La comida triturada debe ser vista como un periodo de transición (que, según algunos pediatras, no es necesario) en el que debemos ir enseñando a nuestro pequeño a comer y masticar. Por ello, no se recomienda triturar demasiado la comida, especialmente a medida que van creciendo, porque esto no les permite desarrollar su musculatura cráneo-facial.
Como regla general, se recomienda que para los 18 meses (año y medio), el niño ya debe estar comiendo alimentos sin triturar, ya que ya tiene la capacidad para masticar y procesar alimentos sólidos.
¿Cuándo y cómo empezar?
Puedes empezar a introducirle en la alimentación sólida alrededor de su primer cumpleaños. Los criterios que debes contemplar son que: tenga dientes, sepa mantenerse sentado, muestre interés por la comida de los adultos o tenga el reflejo de extrusión (sacar la comida fuera de la boca).
Si ves que tu hijo puede estar listo, lo ideal es empezar poco a poco. Deja que sea tu propio hijo el que manipule los alimentos, se los meta en la boca, y los explore. Para ello, puedes dejar alimentos que no sean muy duros o grandes a su alcance: guisantes, garbanzos cocidos, macarrones, queso fresco, trocitos de carne o fruta, verdura cocida…etc. Esto le expondrá a nuevas texturas y le permitirá ir masticando gradualmente a su propio ritmo.