Las flemas, es decir, la mucosidad de las vías respiratorias que se expulsa por la boca, son muy habituales en los recién nacidos y bebés ya que es un método de defensa para protegerse de posibles infecciones mientras su sistema inmunológico se fortalece. Sin embargo, cuando se junta con la mucosidad, el bebé está muy incómodo y molesto, por lo que debes saber cómo ayudarle a expulsarlas.

 

Las flemas y los mocos son muy habituales en los bebés pequeños ya que sirven para proteger a las vías respiratorias de la entrada de virus y bacterias, por lo que son un mecanismo de defensa del organismo mientras el sistema inmunológico se fortalece. Además, sirven para evitar la deshidratación de las vías respiratorias y para lubricarlas. Por supuesto, estas mucosidades de las vías respiratorias pueden aumentar si el niño tiene un resfriado u otra infección, pero generalmente no hace falta que el niño esté enfermo para que presente flemas y mocos. Y, aunque son beneficiosas para su salud, también es cierto que, si tiene muchas flemas y mocos a la vez, estará incómodo y molesto ya que le costará respirar y comer, además de que si se acumulan en el estómago pueden provocarle vómitos, por lo que debes saber cómo ayudarle a expulsarlas.

1- A no ser que el pediatra lo recomienda por algún motivo, no debes darle ninguna medicación ni mucolíticos ya que, aunque disuelven la mucosidad, incrementan la secreción de moco, estableciendo un círculo vicioso difícil de romper. Además, como casi siempre tienen mocos, habría que estar medicándoles siempre, lo cual no es nada bueno.

2- Lo mejor es hidratar bien a tu bebé. Si está con pecho, ponle más a menudo a comer para que se mantenga hidratado. Si ya está con alimentación complementaria, ofrécele agua a menudo.

3- Un ambiente húmedo también le ayudará, sobre todo a la hora de dormir. Puedes usar un humidificador o poner cuencos llenos de agua.

4- Si tiene la nariz llena de mocos que le impiden respirar, puedes hacerle un lavado nasal con agua de mar o suero fisiológico. Para ello, la mejor manera es tumbarle de lado y aplicar suero en esa fosa nasal mientras cierras la otra ligeramente con los dedos. Después, hazlo en la otra fosa.

5- Cuando las mucosidades son más abundantes o espesas puedes extraerlas con una pera o aspirador nasal, pero no debes hacerlo a menudo para no irritar sus mucosas.

6- Para limpiar la garganta de flemas lo mejor es extraerlas cuando estas lleguen a la boca. Nunca las saques con el dedo ya que puedes hacerle daño. Enrolla una gasa estéril en tu dedo índice y méteselo en la boca. La flema se quedará pegada a la gasa y la podrás sacar sin hacerle daño.

7- En recién nacidos las flemas pueden llegar a atragantarles. En ese caso hay que ponerle boca abajo, sobre nuestro antebrazo, y darle palmaditas en la espalda para ayudarle a expulsarlas.