La alimentación del hijo es uno de los temas que más preocupa a los padres ya que un niño mal alimentado crecerá menos, estará más cansado e incluso puede tener problemas de concentración y aprendizaje. Por eso, es normal que te preocupes si tu hijo no come… ¿qué hacer en estos casos?
¿Por qué mi hijo no come?
Muchas veces los niños comen perfectamente, solo que los padres creen que deben comer más y se agobian pensando que no se acaban el biberón de 200 ml como otros niños o que sus raciones son más pequeñas. Pero eso no significa que no quiera comer o que coma mal, hay que respetar sus necesidades y su apetito y no forzar al niño a comer más de lo que necesita. Si está sano, crece de acuerdo a su percentil, tiene energía y está feliz, come perfectamente, así que no le obligues a comer más ni te preocupes.
Sin embargo, hay otras veces que el niño realmente se muestra inapetente y come mucho menos de lo que comía o, en general, come muy pocas cantidades y crece por debajo de lo esperado para él. En estos casos, las causas pueden ser muy variadas:
– Problemas o cambios en la familia que afecten a su apetito, como el nacimiento de un hermanito, una mudanza o cambio de colegio, la muerte de un familiar, etc.
– Enfermedades, como los resfriados, las gastroenteritis… que hacen que el niño no quiera comer hasta que los síntomas se pasan.
– Mal ambiente durante las comidas, prisas, amenazas, castigos si no se acaba el plato… pueden conseguir el efecto contrario y que el niño se niegue a comer.
– Falta de hambre porque ha estado picando entre horas alimentos poco saludables como bollos, chucherías, snacks salados… que hace que llegue sin hambre a la hora de comer o cenar.
– Etapa diferente de crecimiento. Los niños tienen más o menos hambre según estén creciendo más o menos, lo que no se produce igual en todas las edades. Así, es normal que coman más el primer año, por ejemplo, cuando crecen mucho más rápidamente, que el segundo año, por lo que su apetito disminuye. Igualmente, suelen tener más hambre al llegar la adolescencia.
¿Cómo ayudar a que mi hijo coma mejor?
Lo primero es saber si el niño realmente tiene un problema de alimentación o simplemente tiene menos apetito que otros niños o que otras etapas de su vida. Consulta a tu pediatra para saber si existe un problema o no.
Asimismo, debes seguir una serie de consejos a la hora de darle de comer para evitar los traumas y favorecer una alimentación saludable y equilibrada:
- Crea una atmósfera agradable en la comida sentándoos todos juntos en familia, sin televisión de fondo, y aprovechando para comentar cómo ha ido el día.
- No pongas unas cantidades demasiado grandes al niño ya que puede desanimarse al ver tanta comida. Es mejor ponerle una cantidad menos y que repita si tiene ganas.
- Nunca le obligues a comer. Si no tiene hambre ese día, no pasa nada, ya tendrá hambre más tarde. Eso sí, cuando tenga ganas de comer dale un tentempié sano, como una fruta o un lácteo, nada de bollos.
- No alargues la comida, no servirá de nada y hará que le niño se ponga nervioso. Marca un tiempo para comer y, cuando se acabe, se retira el plato. Así sabrá que, si quiere comer, debe hacerlo en el tiempo estipulado.
- Es importante que el niño coma de todo, pero no siempre les gustan todos los alimentos. Si no le gustan las judías verdes, por ejemplo, no le obligues a comerlas y prueba con el brócoli o los guisantes. Lo importante es que coma verduras, pero no que pruebe de todas. Además, puedes cocinarlas de maneras diferentes para ver cuál le gusta más.
- Crea unos hábitos de alimentación y unas rutinas y dale de comer todos los días a la misma hora para que tenga apetito. Si es muy pronto, aún no tendrá hambre y si se pasa la hora, también se le pueden pasar las ganas de comer.
- Evita los malos hábitos alimenticios y picar entre horas.
- Déjale que prueba la comida, la saboree, la chupe, la toque… para que se vaya familiarizando con ella.
- No utilices la comida como premio o castigo. Es mejor que entienda que es algo necesario para la salud y la vida.
- Haz los paltos atractivos.