Durante los primeros meses de vida los bebés no tienen fuerza ni control en los músculos del cuello, por lo que, si no sujetas su cabecita, esta se echa hacia atrás.
Los recién nacidos nacen con hipotonía axial, es decir, no son capaces de controlar bien la musculatura del tronco y el cuello, por lo que su cabeza, si no se sujeta, se cae hacia los lados o hacia atrás. Además, tienen la cabeza mucho más grande en proporción que un adulto, representa una cuarta parte del tamaño total de su cuerpo, por lo que es normal que le cueste sostenerla.
A medida que pasan las semanas el pequeño va ganando fuerza en estos músculos y, así, hacia el final del primer mes de vida es capaz de sujetar su cabeza unos segundos si le tumbas boca abajo en una superficie. Es conveniente que lo coloques así varias veces al día para ayudarle a ganar fuerza y destreza en los músculos del cuello. Estos ejercicios van fortaleciendo los músculos de la parte posterior del cuello y, hacia el cuarto mes, ya podrá mantener su cabeza y tórax levantado apoyado sobre sus codos. También podrá mantener la cabeza erguida cuando lo coges en brazos, por lo que ya no hará falta que pongas siempre la mano detrás de ella.
Gradualmente el bebé va ganando control en los músculos frontales del cuello y con 5 meses podrá también elevar ligeramente la cabeza tumbado boca arriba. Después, entre los 6 y los 8 meses podrá permanecer sentado y ese será el primer paso para colocarse a cuatro patas y luego poder empezar a gatear o arrastrase.
¿Y si no consigue sostener su cabeza?
Si con 6 meses tu bebé todavía no sostiene su cabeza erguida y se le sigue cayendo hacia atrás, debes consultar al médico ya que es posible que tu hijo sufra hipotonía o un retraso del desarrollo que, cuanto antes se detecte, antes se podrá solventar.
En la mayoría de los casos, con ejercicios, masajes y fisioterapia se soluciona el problema y el niño puede continuar su desarrollo de manera normal