El juego simbólico es aquel en el que el niño representa o imita situaciones de la vida real y se pone en la piel de otras personas, jugando a ser otro, como un bombero, un médico o mamá o papá. Es una parte muy importante del desarrollo del niño ya que le preparara para entender y adaptarse mejor al mundo.

 

 

El juego simbólico es fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional y domina gran parte de los juegos durante los primeros años de infancia, desde los 2 años aproximadamente.

 

Este juego implica “hacer como si”, es decir, “hacer como si comieran usando platos o tazas de juguete”, “hacer como si fueran mamá y papá cuidando a las muñecas”, “hacer como si fuera un bombero que salva a la gente del fuego”, etc. Y es fundamental que los niños practiquen el juego simbólico ya que tiene muchos beneficios para ellos: mejora su lenguaje, les ayuda a desarrollar la empatía, consolida sus representaciones mentales, estimula su curiosidad, promueve la adquisición de competencias sociales, ayuda a canalizar sus preocupaciones y a buscar soluciones a sus conflictos, fomenta la autoestima y el autocontrol.

 

Como decíamos, este tipo de juego comienza en torno a los dos años, aunque depende de la madurez y el desarrollo de cada niño. En un primer momento este juego se limita a imitar la vida de los adultos, es decir, a reproducir lo que ven que hacen sus padres, por lo que es habitual que adopten el rol de papá y mamá y hagan la comida, limpien la casa, regañen a sus muñecos… También imitan aquello que ven en los dibujos o leen en los cuentos. Pero a medida que se consolida el lenguaje y su capacidad de representar e imaginar, van creando mundos y situaciones nuevas, recreando escenarios más complejos e incluyendo nuevas personas en el jugo. Además, en torno a los 4 años se vuelve un juego en grupo.

 

Por todo ello, es importante que los padres potenciemos el desarrollo de este juego mediante una serie de actividades:

 

1- Leerles cuentos imaginativos que fomenten su creatividad y les permitan imaginarse qué hacen los personajes o cómo viven.

 

2- Jugar con ellos a diario y compartir sus mundos de fantasía. Si está jugando a hacer la compra, ayúdale. Si quiere hacer de profesor, dale una pizarra y haced que los muñecos sean los alumnos.

 

3- Hay muchos juguetes que potencian el juego simbólico, como cocinitas, casas de muñecas, kits de profesiones… Y, si no tenéis nada así, podéis crearlos con materiales comunes y objetos cotidianos.