Los monitores son una prueba que se realiza normalmente en las últimas semanas de embarazo y en el parto para comprobar la actividad uterina y el bienestar fetal.
A lo largo del embarazo hay que realizarse una serie de pruebas y análisis que sirven para comprobar que todo se desarrolla con normalidad. Una de esas pruebas son los monitores fetales, que se suelen realizar en las últimas semanas de gestación (desde la semana 37 en algunas clínicas) para comprobar la actividad uterina de la madre y el bienestar fetal.
¿En qué consiste esta prueba?
Para realizar esta prueba es necesario colocar a la mamá dos correas o cintas elásticas que llevan unido un transductor. Una de ellas la colocarán más arriba, para registrar el latido cardiaco, y la otra un poco más abajo, para registrar la actividad uterina.
Tumbada boca arriba, la mamá debe permanecer así unos 20 o 30 minutos, durante los cuales cada uno de estos transductores registra la actividad que le llega en una gráfica que recoge dos valores diferentes: la de arriba, el latido cardiaco del bebé; la de abajo, la actividad uterina.
Acabada la prueba, el ginecólogo valora ambas gráficas para determinar si el bebé presenta bienestar o no (en cuyo caso habría que provocar el parto) y si la madre empieza a tener contracciones que pueden indicar que el parto está cerca.
¿Para qué sirve la prueba?
En general, los monitores sirven para indicar si el parto está cerca o ha comenzado y si el bebé se encuentra bien o no. No obstante, según el momento en el que se use puede tener una finalidad más concreta u otra:
1- Antes de la semana 37, se usan si la mujer presenta contracciones para comprobar si estas son de parto y puede sufrir un parto prematuro o es una falsa alarma.
2- Entre la semana 37 y la 41, se usan para comprobar el bienestar fetal y saber si el útero ya presenta actividad o no. esto puede indicar si queda poco para el parto o no, aunque no es una prueba infalible ya que puedes no tener nada de actividad un día y ponerte de parto al siguiente.
3- En el parto, se usan los monitores fetales para comprobar la intensidad y frecuencia de las contracciones y poder controlar al mismo. Además, es fundamental durante el parto para comprobar el bienestar fetal ya que el estrés de las contracciones y de la salida del feto pueden provocar una vuelta de cordón u otro problema que le causan una bajada de las pulsaciones o bradicardia, indicando que es necesario usar instrumental o recurrir a una cesárea para sacar al bebé rápidamente.
¿Cómo interpretar las gráficas?
La curva del registro cardiaco debe estar entre 120 y 160 pulsaciones por minuto, lo normal en un feto. Esta frecuencia estará en torno a 120 si está dormido y subirá si se mueve. Por eso, se recomienda comer algo dulce un rato antes de acudir a monitores o beberse un zumo para que la glucosa llegue al bebé a través del cordón umbilical y esté más activo y así poder comprobar esos cambios de frecuencia que indican que está sano y activo.
En cuanto a la gráfica del útero, tener muchos picos (subidas y bajadas) indican irritabilidad uterina, mientras que las contracciones fuertes, por encima de 80, puede indicar que el parto está cerca, aunque es cierto que muchas mujeres pueden experimentar pródromos de parto durante semanas por lo que, a pesar de que tengas varias contracciones fuertes en la semana 38, puede que no des a luz hasta la semana 40.
¿Cómo acudir a la prueba?
Puedes ir a la prueba sola o acompañada, como prefieras, aunque ten en cuenta que 30 minutos sola puede resultar aburrido, así que si puede acompañarte tu pareja, mejor.
Y, como decíamos, se aconseja comer algo justo antes de la prueba para que el bebé esté más activo y se pueda comprobar mejor su bienestar.