Seguro que siempre has escuchado aquello de que los padres quieren a todos sus hijos por igual. Pues parece que la ciencia ha desmentido esta afirmación y ha demostrado que tanto padres como madres tienen favoritismos.
Según estudios científicos dirigidos por la socióloga Katherine Conger y realizados en la Universidad de California-Davis durante más de tres años, los padres tienen predilección por uno de sus hijos. Este estudio analizó el comportamiento de más de 380 familias con dos hijos que habían nacido con menos de cuatro años de diferencia.
La hipótesis de la socióloga era que el hijo más pequeño de la familia sería el ojito derecho de los papás, pero los resultados desvelaron justo lo contrario. El 70% de las madres y el 74% de los padres demostraron preferencia por uno de sus dos hijos y este parece ser que es el primer primogénito. Una de las explicaciones más viables de esta afirmación sería que, al haber sido padres primerizos con el hijo mayor, los logros y recuerdos con él serían más fuertes a nivel emocional.
Aún así, desde el punto de vista de los hijos, tanto el mayor como el pequeño aseguraron que el trato preferencial se lo llevaba su hermano. Es decir, el hijo mayor aseguró que era el menor el que acaparaba toda la atención de sus padres. Las investigaciones también revelaron que los hijos menores tenían una autoestima más baja que sus hermanos, propiciada por esta preferencia de los padres.
En cualquier caso, aunque cuando son pequeños los hermanos pueden hacerse rabiar y pelear todo el rato, a medida que crezcan se darán cuenta que tener hermanos es un regalo y un apoyo para toda la vida. Si tus hijos están en la edad de las peleas, aquí te dejamos algunos consejos para que se lleven mejor:
- Evita las rivalidades. Los hermanos tienen que ser un equipo, no una competencia. Fomenta el trabajo y el juego juntos y deja las competiciones de lado para que no sientan celos ni envidia.
- Déjales su espacio. Aunque es importante que compartan aficiones y juguetes, también es bueno para su desarrollo que tengan sus momentos a solas si así lo desean. No les fuerces a que estén todo el día juntos ya que los niños, al igual que los adultos, necesitan su espacio.
- Las comparaciones son odiosas. No hay nada peor para los hermanos que sentir que los padres tienen favoritismos. No les compares, tengan la misma edad o no, pues esto solo hará que aumentar la envidia y los celos, generando un ambiente de malestar en casa. Valora los logros de cada niño individualmente y felicítales de la misma manera a todos.
- Explícales que tienen que hacer las cosas según su edad. Si tienes hijos que se llevan varios años entre ellos, seguramente el pequeño querrá hacer las cosas que hace el mayor. Debes explicarle que no es posible, ya que no tiene la edad suficiente para hacer las mismas cosas que su hermano mayor y debe crecer para realizar algunas actividades.
Para que el ambiente en casa sea de amor y comprensión, debes predicar con el ejemplo, demostrando que la mejor forma de solucionar los problemas siempre es a través del diálogo, la empatía y el respeto.