Los disruptors endocrinos son sustancias que alteran el correcto funcionamiento de nuestras hormonas, lo que puede causar muchos problemas a nuestra salud.
¿Qué son los disruptores endocrinos?
Las hormonas son moléculas encargadas de la comunicación entre las células y los órganos. Forman parte del sistema endocrino y son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Por lo tanto, los disruptores endrocinos son sustancias químicas que se mimetizan con las hormonas, alterándolas.
Se encuentran en muchos productos que usamos en el día como juguetes, perfumes, botellas, cosméticos, aditivos alimentarios, pesticidas, productos de limpieza, materiales de construcción y decoración, ropa, electrodomésticos, plásticos, etc.
Algunos de los disruptores endocrinos más usuales son los ftalatos, parabenos, bisfenoles, triclosán, benzofenonas, dioxinas, PCB, metales pesados. Aunque en los últimos años se ha prohibido o regulado el uso de estas sustancias en muchos productos, prohibiéndolos sobre todo en productos de puericultura, todavía están muy extendidos, por lo que estamos expuestos continuamente, aunque es cierto que, en la mayoría de las veces, en dosis bajas.
¿Cómo entran los disruptores endocrinos a nuestro cuerpo?
Pueden entrar por contacto directo a través de la piel, los alimentos que consumimos, la respiración… Algunos, los llamados persistentes, como algunos pesticidas, pueden permanecer en el organismo hasta 10 años… otros desaparecen en días.
Además, pueden encontrarse en la leche materna y atravesar la placenta en las embarazadas, por lo que pueden afectar a nuestra salud ya desde la gestación.
¿Cómo afectan los disruptores endocrinos a nuestra salud?
Entre las enfermedades que pueden causar encontramos:
– obesidad
– cáncer
– diabetes
– infertilidad
– asma
– problemas de neurodesarrollo
– problemas de malformación
– hiperactividad
– pubertad precoz
– problemas con la menstruación
– enfermedad de Párkinson
– malformaciones congénitas del aparato reproductor
– trastornos cardiovasculares
Dada su capacidad de cruzar la placenta y estar presentes en la leche materna, los fetos y los bebés lactantes, así como los niños pequeños, son más vulnerables al efecto de estos disruptores y, además, pueden causarles más daño ya que están en pleno desarrollo.
El problema es que en la mayoría de los casos no hay investigaciones que permitan determinar una clara relación causa-efecto, por lo que no es fácil regularlos.
¿Cómo evitar estos disruptores endocrinos?
Lo primero es no alarmarse ya que, como hemos dicho, la mayoría de nosotros estamos expuestos a dosis bajas y a disruptores que se eliminan en días. No obstante, hay cosas que podemos hacer para minimizar aún más esta exposición:
– No usar tupper ni botellas de plástico. Evita calentar la comida en fiambreras de plástico, usa mejor de cristal.
– Evita cosméticos que contengan estos químicos y opta por productos naturales.
– Reduce la ingesta de comida ultraprocesada y enlatada. Opta por alimentos frescos, ecológicos y de proximidad.
– Evitar artículos fabricados de policarbonato o cloruro de polivinilo, en particular si se utilizan para envasar alimentos o para productos para niños.
– Asegurarse que los chupetes y las tetinas del biberón no se han fabricado con bisfenol A (aunque en Europa están prohibidos).
– Cuidado con los tickets de compra o de los cajeros automáticos, también contienen bisfenol A.